En un país conmocionado por los decretos y anuncios de las primeras medidas del gobierno de Javier Milei, cuyo ministro de Economía, Luis Caputo dispuso un “ajustazo” nunca visto, que afecta no sólo a la población más pobre sino también a la clase media y no a la llamada “casta”, hubo una primera respuesta de las centrales y organismos sindicales, que advirtieron “que no darán ningún paso atrás” y se tomarán acciones ante este “zarpazo”.
Lo más grave es que se comprobó que hay medidas ocultas en el anuncio: a partir de enero se retiran todos los subsidios, incluidos los de pasajes del transporte colectivo, trenes, metro y demás. Se agravará la situación de los jubilados y pensionados, y se emplearán fondos de la caja de jubilación, además de incrementarse las tarifas de los servicios públicos ya impagables.
Se pagarán los impuestos a las ganancias, en los que estaban exentos los trabajadores en el anterior gobierno del peronista Alberto Fernández. La eventual derogación de la ley sancionada en septiembre que eliminó estos impuestos significará un fuerte recorte a los sueldos. Subió también el impuesto País a las importaciones, de 7.5 a 17.5 por ciento.
Si algo faltaba, el Banco Central comunicó que se estatiza virtualmente la deuda de grandes empresas por unos 30 mil millones de dólares, que se emitirá en pesos, mientras subió la gasolina en 58 por ciento y la extranjera Shell ajustó sus precios, para equipararlos a las nuevas cifras de la devaluación.