La frontera entre México y Estados Unidos es la ruta migratoria terrestre más mortífera del mundo, según cifras publicadas el martes por la agencia de la ONU que atiende el fenómeno migratorio, con cientos de personas que pierden la vida intentando cruzar peligrosamente el desierto.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) documentó 686 muertes y desapariciones de migrantes en la frontera el año pasado, pero es probable que el cómputo real sea mayor por la falta de datos, incluidos los de oficinas forenses de condados fronterizos de Texas y la agencia mexicana de búsqueda y rescate.
En un paisaje de extensos desiertos, cañones y colinas repletas de cactus, los migrantes son víctimas de golpes de calor en verano y de hipotermia en invierno, según las autoridades fronterizas estadunidenses. Algunos cadáveres nunca se encuentran.
Paul Dillon, portavoz de la OIM, afirmó que los números registrados “representan las estimaciones más bajas disponibles”. “Las alarmantes cifras son un duro recordatorio de la necesidad de una acción decisiva para crear vías regulares de migración legal”, dijo a periodistas en Ginebra.
La OIM señaló que casi la mitad de los decesos reportadas en 2022 estaban relacionadas con la ruta por los desiertos Sonora y Chihuahua. El número de muertes y desapariciones documentadas por la OIM a lo largo de la frontera representa casi la mitad de los mil 457 casos registrados en toda América el año pasado.
“Una de las tendencias más preocupantes que la OIM ha observado en las Américas fue el aumento de las muertes en las rutas migratorias del Caribe”, detalló Dillon.