En todo el mundo, unos 160 millones de niños trabajan para ganarse la vida. El 70% está ocupado en el sector de la agricultura. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) compartió estas asombrosas cifras como recordatorio de la urgente necesidad de poner fin a esta práctica.
“El trabajo infantil rara vez se produce porque los padres sean malos o no se preocupen. Más bien surge de la falta de justicia social”, afirmó el director general de esa agencia de la ONU, Gilbert Houngbo.
Houngbo indicó que para abordar las causas profundas del trabajo infantil es necesario poner fin al trabajo forzoso, crear lugares de trabajo seguros y saludables, permitir que los trabajadores se organicen y hagan oír su voz, así como acabar con la discriminación, ya que el trabajo infantil suele afectar a los más marginados.
Más de la mitad de todos los menores sometidos al trabajo infantil, unos 86,6 millones, se encuentran en el África subsahariana, según una investigación conjunta de la OIT y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Las agencias de la ONU subrayan la necesidad de abordar el problema “desde el terreno hasta el nivel mundial, para garantizar que los niños tengan una infancia”.