Donald Trump se presentó ante unos 20 mil simpatizantes en el Madison Square Garden de Nueva York, donde instó a los votantes a despedir a la vicepresidenta Kamala Harris en las elecciones del 5 de noviembre. En un discurso repleto de energía y confrontación, el expresidente acusó a Harris de haber “destruido nuestro país” y de ser responsable de una “invasión migrante” que, según él, ha desencadenado violencia y terror contra los ciudadanos estadounidenses.
Durante el evento, Trump prometió un cambio radical en la economía, abogando por la eliminación de impuestos y la implementación de medidas proteccionistas frente a China. Reiteró su intención de invocar una ley marcial para deportar a inmigrantes de manera masiva, argumentando que el país se encuentra “ocupado”. Además, propuso deducciones fiscales para quienes cuidan de familiares con necesidades especiales y eliminó impuestos sobre las propinas y los beneficios de seguridad social para pensionistas.
Acompañado por su esposa, Melania, y el magnate Elon Musk, Trump aprovechó la ocasión para atacar no solo a Harris, sino también al presidente Joe Biden, a quien descalificó por su gestión de crisis internacionales y desastres naturales. Con un enfoque en los votantes de estados clave, prometió reducir la inflación y los precios de la gasolina a la mitad en un año, mientras calificó iniciativas como el “Green New Deal” de “gran estafa verde”.
A pesar de ser en una ciudad de predominancia demócrata, el evento mostró la determinación de Trump de captar el apoyo de los neoyorquinos en un contexto electoral que se anticipa reñido. Su retórica y propuestas se alinean con su objetivo de fortalecer su campaña en un momento crítico.