SpaceX completó con éxito la sexta prueba de su cohete Starship, el más grande jamás construido, en un evento que atrajo la atención de figuras importantes como Elon Musk, CEO de la empresa, y Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos. El lanzamiento se llevó a cabo en la base Starbase en Boca Chica, cerca de la frontera con México, y el cohete aterrizó sin contratiempos en el océano Índico aproximadamente una hora después de su despegue.
A diferencia del lanzamiento anterior, donde se intentó recuperar el propulsor ‘Super Heavy’, en esta ocasión SpaceX decidió no llevar a cabo el intento de recuperación. El propulsor cayó sobre el golfo de México, dejando una nube de humo al tocar el agua, mientras el Starship aterrizaba intacto, aunque con la pérdida parcial de material protector durante el descenso.
El objetivo de SpaceX con el Starship es convertirse en el primer servicio privado en realizar misiones tripuladas a la Luna y Marte, con planes a largo plazo de establecer colonias permanentes en estos planetas. De obtener las certificaciones necesarias por parte de la NASA, el Starship podría participar en la misión Artemis III, programada para 2026, que marcaría el regreso de los humanos a la superficie lunar.
A pesar de los avances, los lanzamientos en Boca Chica han sido objeto de críticas por parte de grupos ambientalistas, que han señalado el impacto de la actividad espacial sobre un parque nacional cercano y un refugio de vida silvestre. Estas organizaciones han instado al gobierno federal a revisar el impacto ambiental de las operaciones de SpaceX en la región.