Las fuerzas israelíes continuaron ayer su avance hacia el corazón de Jabaliya, en el norte de Gaza, y en el sur no cesan los bombardeos sobre Rafah, en momentos en que Yoav Gallant, ministro de Defensa de Israel, afirmó que más tropas serán movilizadas al sur para intensificar la operación, mientras el primer ministro, Benjamin Netanyahu, reiteró que la batalla en Rafah será decisiva.
En ese contexto, la Cámara de Representantes de Estados Unidos de mayoría republicana, votó una medida de alcance simbólico para obligar al presidente Joe Biden a poner fin a la suspensión de un envío de bombas de gran alcance a Israel.
La interrupción de la entrega del cargamento, que incluye bombas de 907 kilos y de 226 kilos, fue decidida en Washington, principal aliado militar de Tel Aviv, para oponerse a una gran ofensiva en la ciudad de Rafah.
La medida votada por los republicanos no tiene posibilidades de transformarse en ley, ya que en el Senado los demócratas son mayoría y Biden ha prometido vetarla.
Por lo pronto, el ejército estadunidense concluyó la instalación de un muelle flotante para facilitar el acceso de la ayuda humanitaria a la franja de Gaza.
Israel afirma que ahora hay cuatro batallones de Hamas en Rafah, junto con los rehenes secuestrados durante el asalto del 7 de octubre, pero se enfrenta a la presión de Estados Unidos, Europa y Naciones Unidas para que no invada la ciudad, donde se refugian cientos de miles de desplazados.
Ayer en el terreno, cerca de una semana después de su regreso, los tanques israelíes bombardearon intensamente el mercado principal en el corazón de Jabaliya, un campo de refugiados con décadas de antigüedad, y varias tiendas se incendiaron, según informaron residentes y medios de comunicación de Hamas.