El primer ministro de India, Narendra Modi, inauguró el lunes un controversial templo hindú construido sobre las ruinas de una mezquita histórica en la ciudad norteña de Ayodhya, lo que cumplía una promesa crucial de los nacionalistas hindúes con la que su partido esperaba consolidar sus esperanzas de obtener un tercer mandato seguido en las próximas elecciones.
El templo, que aún está en construcción, está dedicado al dios Ram del hinduismo y satisface una antigua demanda de millones de hindúes. El partido de Modi y otros grupos nacionalistas ven el el lugar como una pieza central de su visión de reclamar el orgullo hindú del país, que según dicen se vio empañado por siglos de mandato mogol y el colonialismo británico.
Modi, vestido con un kurta tradicional, dirigió la ceremonia de apertura entre himnos religiosos entonados por sacerdotes hindúes en el interior del templo, donde la semana pasada se instaló una estatua de 1,3 metros de Ram. Un sacerdote sopló en una caracola para conmemorar la inauguración del lugar, y Modi colocó una flor de loto ante la escultura de piedra negra con elaborados adornos de oro, y que sostiene un arco y una flecha doradas. Después se postró ante el ídolo.
Millones de indios siguieron la ceremonia por televisión y los canales de noticias ofrecieron una cobertura continuada del acto, presentado como un espectáculo religioso.