Ginebra. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado que la viruela símica (mpox) no debe ser considerada el nuevo COVID-19, a pesar de la preocupación por la propagación de una nueva cepa. El director para Europa de la OMS, Hans Kluge, aclaró que, aunque se han reportado nuevos brotes de mpox, el mundo ya posee un sólido entendimiento sobre cómo enfrentar el virus, a diferencia de la pandemia de COVID-19.
La OMS declaró el 14 de agosto una emergencia sanitaria pública internacional debido al aumento de casos en África, especialmente en la República Democrática del Congo y países vecinos como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda. Esta emergencia sigue a una alerta similar emitida en 2022 que fue levantada en mayo de 2023. La actual cepa, clado Ib, ha mostrado una rápida propagación, en particular a través de transmisión sexual.
En respuesta, varios países de América Latina han comenzado a implementar medidas preventivas. Chile y Guatemala han declarado alertas sanitarias y epidemiológicas para activar protocolos de atención ante casos sospechosos de mpox. En Caracas, Buenos Aires y Tegucigalpa, se han establecido planes de vigilancia en puertos y aeropuertos para controlar posibles casos importados. Argentina, por ejemplo, ha puesto en aislamiento un buque con bandera de Liberia tras la detección de síntomas compatibles con mpox en uno de sus tripulantes.
El mpox, identificado por primera vez en humanos en 1970 en la actual República Democrática del Congo, ha sido históricamente transmitido por contacto con animales. Sin embargo, la cepa actual parece propagarse más eficientemente entre humanos. La OMS continúa investigando la diferencia en gravedad entre los subtipos del virus y los mecanismos de transmisión.