La presencia y acoso de delincuentes mexicanos en la frontera con Estados Unidos provocó que unos 300 migrantes movieran su campamento del lecho del río Bravo y se instalaran en territorio estadounidense.
En el lugar levantaron improvisadas tiendas de campaña con la barricada de alambre de navajas, y otros más llegaron hasta el muro donde hicieron una enorme fila e instalaron algunas techumbres con cobertores y frazadas.
“Es como un campamento de espera, no de vivir, como que esperan cierta hora en la noche o cuando creen que puedan pasar rápidamente”, contó Arturo David Guerra Matei, un venezolano que lleva dos meses y medio varado en Ciudad Juárez.
Explicó que muchos migrantes que estaban en el lecho del río se dispersaron para evitar ataques de bandas y delincuentes mexicanos.
Contó que ante los ataques, muchos otros migrantes decidieron apresurarse a cruzar el pequeño cauce del río Bravo, hasta pegarse a la barricada de alambre de navajas donde ya es territorio estadounidense y con eso se sienten más seguros, mientras que otros llegar hasta el muro.