El terremoto de magnitud 7.7 que azotó Myanmar el pasado fin de semana ha dejado un saldo devastador, con más de 2 mil muertos, según informó la junta militar gobernante del país. A tres días del sismo, las esperanzas de encontrar sobrevivientes entre los escombros se desvanecen, mientras las autoridades locales reportan también más de 3 mil 900 heridos y 270 desaparecidos.
Este terremoto, considerado el más fuerte en décadas en Myanmar, provocó daños masivos, tanto en el país como en las zonas cercanas. El sismo fue tan potente que se sintió en las vecinas Tailandia y China, donde también se registraron víctimas. En Bangkok, la capital tailandesa, al menos 19 personas perdieron la vida debido al colapso de una torre de 30 plantas en construcción.
En Myanmar, la situación sigue siendo crítica. La junta militar ha declarado una semana de luto nacional y las banderas ondearán a media asta en señal de duelo por las víctimas. Las autoridades temen que el número de muertos siga aumentando, debido a la magnitud del desastre y las dificultades para llegar a las zonas más afectadas, especialmente en un país devastado por años de conflicto civil.
En Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar, miles de personas han pasado noches a la intemperie, durmiendo en las calles, lejos de los edificios por temor a nuevos derrumbes. La comunidad internacional ya ha comenzado a movilizarse para enviar ayuda, aunque Myanmar enfrenta serias dificultades debido a la falta de recursos para hacer frente a los daños causados por este devastador evento.