El Ejército israelí ha intensificado su campaña militar, lanzando bombardeos contra el centro de Beirut y causando al menos nueve muertes, en un ataque dirigido a las instalaciones del grupo chií Hezbolá. Este bombardeo marca la segunda vez en un año que Beirut se convierte en un objetivo de la ofensiva israelí, con ataques que también han impactado a otras áreas de la ciudad.
Las autoridades libanesas han reportado que los bombardeos se centraron en barrios como Haret Hreik y Burj al Barajna, y que uno de los ataques resultó en el colapso total de un edificio en Muawad, que albergaba la oficina de medios de Hezbolá. Se ha denunciado el uso de “bombas de fósforo prohibidas internacionalmente” en estos ataques, lo que añade una dimensión humanitaria crítica a la situación.
A medida que la violencia se intensifica, Israel ha ordenado la evacuación de varias localidades en el sur del Líbano, donde los bombardeos han sido especialmente severos. Más de 2,000 personas han muerto en el último año debido a los ataques israelíes, y más de 1.2 millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares. La situación es alarmante, con un soldado libanés fallecido y otros heridos en un ataque contra un convoy de la Cruz Roja que evacuaba a víctimas en el sur del país.
Mientras tanto, Irán ha reiterado su apoyo a las “facciones de resistencia” en Palestina y Líbano, advirtiendo que Israel no podrá acabar con ellas. En medio de esta escalada, el ministerio de Exteriores ruso ha indicado que está en contacto cercano con Irán para abordar el agravamiento de la situación en Medio Oriente.