Este uno y dos de noviembre viene la fiesta en grande para muchas personas quienes deciden salir de sus casas caracterizados con el personaje de su predilección, y llegan a otras casas a tocar la puerta y buscan recibir a cambios dulces y hasta dinero. Es una tradición ver caminar entre las calles a cientos de niños disfrazados en busca de recibir algo a cambio por su esfuerzo de pintarse y rentar un disfraz. U otros, improvisan la indumentaria, de ellos mismos, adaptándola al momento de la tradición mexicana, para celebrar el día de muertos. Una manera de lograr este cometido, es tratar de ir entusiastas y tocar a la puerta de la casa para crear espanto y a la vez recibir a cambio una dotación de dulces. Esta tradición ya se americanizo a donde los niños ya no prefieren ir adaptados al vestuario de una calabaza o calavera, sino de personajes de terror.