El Papa: líder espiritual y jefe de Estado del Vaticano.

En el corazón de Roma, el Papa no solo guía espiritualmente a más de mil 200 millones de católicos, sino que también funge como jefe de Estado del Vaticano, uno de los países más pequeños y peculiares del mundo.
Este doble papel le confiere un poder único: el Sumo Pontífice ejerce plenos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales sobre la Ciudad del Vaticano, un microestado de apenas 44 hectáreas y menos de 800 habitantes. Esta autoridad fue formalizada con los Pactos de Letrán de 1929, firmados entre la Santa Sede y el gobierno italiano.
A diferencia de otras monarquías, el cargo papal no es hereditario, sino electivo, elegido por el cónclave de cardenales tras la muerte o renuncia de su antecesor.
Aunque delega funciones a la Curia Romana, el Papa mantiene decisiones clave como la designación de altos cargos, la aprobación de leyes y el control del presupuesto. Durante su pontificado, Francisco impulsó importantes reformas financieras para promover la transparencia, en respuesta a antiguos escándalos económicos.