Ahora los derechos humanos están de por medio en el combate al crimen organizado. Si un militar hace frente a grupos armados, no pueden atacarlos con su armamento por desigualdad de potencia. Es decir, el ejército puede acabar con el crimen organizado, bien equipado con armas de alto poder, porque cuentan con todo el armamento necesario para hacerlo, pero la instrucción de los derechos humanos lo prohíbe por desigualdad de armamento. Y como tal el crimen organizado si puede matar pero no pueden hacerlo los castrenses.
A pesar de la delincuencia vivida en las calles de varias entidades del país, la responsabilidad recae en la fuerza de la seguridad pública municipal, estatal y federal. Pero al agotar estas tres, entra el ejército. Pero como ciudadanos hemos visto rebasada la seguridad pública por la delincuencia y la Guardia Nacional entra a hacer su trabajo, pero no se ha podido detenerla. Y el ejército mexicano tiene la misión de defender la soberanía de nuestro país. Pero ni así se ha podido detener el crimen organizado. Por eso abusan de su estrategia el crimen organizado porque si un soldado mata a un delincuente se va juzgado a los tribunales militares por el uso de arma de fuego superior al de su agresor.