
Tras meses de complejas y accidentadas negociaciones, los gobiernos de Ucrania y Estados Unidos firmaron este miércoles en la capital estadounidense un acuerdo histórico para establecer un fondo de inversión común destinado a la reconstrucción de Ucrania, devastada por más de dos años de conflicto con Rusia.
La firma del acuerdo representa una simbólica victoria diplomática para el presidente ucraniano Volodymir Zelensky, mientras que, para la administración del presidente Donald Trump, ofrece un logro en política exterior que llega en un momento crucial, en medio de bajos índices de aprobación y críticas por su gestión internacional.
El pacto, suscrito por Yulia Svyrydenko, viceprimera ministra y ministra de Economía de Ucrania, y Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, ha sido calificado por la prensa internacional como el “acuerdo de tierras raras”, debido al fuerte componente estratégico en minerales y recursos energéticos clave incluidos en el documento.
Según analistas, el acuerdo no solo permite canalizar inversiones hacia la reconstrucción de infraestructura ucraniana, sino que también sienta las bases legales para que Washington proporcione más armamento al ejército ucranio, especialmente sistemas de defensa antiaérea. Este giro es presentado por la Casa Blanca como una estrategia de negocio más que como una extensión de los multimillonarios paquetes de ayuda externa promovidos por la administración Biden.