Como una medida extraordinaria y urgente, el Instituto Nacional Electoral (INE) buscará personas para ocupar 818 vacantes: 769 capacitadores y 49 supervisores, cuyo trabajo es fundamental para la operación de casillas y captura de datos que alimentan los sistemas de resultados y tendencias electorales.
Si bien los espacios pendientes, de los denominados Caes, representan 1.8 y 0.66 por ciento de esa plantilla, la preocupación va en el sentido de que han sido emitidas mil 311 convocatorias infructuosas, casi el doble de las de 2018, por lo que la situación es muestra cabal de la dificultad para hallar a la gente dispuesta a trabajar para el INE.
En la sesión de Consejo General tanto la presidenta, Guadalupe Taddei, como el responsable de las comisiones unidas de Capacitación y Organización, Martín Faz, fueron enfáticos en que la circunstancia no es una situación de riesgo y menos significa una crisis para la jornada electoral del 2 de junio, pues se está muy a tiempo de remediar los hechos, añadió la consejera.
Sin embargo, después de la elección se hará un análisis sobre las causas y por ahora algunos achacaron la circunstancia a los recortes presupuestales aplicados al INE.
Por lo pronto, integrantes del consejo señalaron que los salarios del INE no son competitivos, a lo que se suma que son empleos eventuales y sin prestaciones.