A sus 80 años se convirtió en comerciante ambulante, para poder comer.

Juan, a sus 80 años de edad debe salir a la calle a vender dulces o juguetes para poder sobrevivir. Sin contar con una pensión o jubilación, la necesidad lo obliga a convertirse en vendedor ambulante en los cruceros. A veces su ganancia combinada con su inversión es de 150 pesos al día. Dedicándoles desde las 8 de la mañana hasta la 6 de la tarde. Él y su esposa luchan en lo posible alimentándose con frijoles, chile y tortillas. Pero ahora la necesidad es delicada al grado donde la gente ya no busca lujos, ahora es sobrevivir para poder comer. Y más aún, ya no es tanto sus ventas, sino cuidarse de los carros para poder terminar el día sano y salvo. A pesar de todo, buscan llevar el pan de cada día a casa y sentirse satisfecho de haber logrado un buen esfuerzo en su quehacer.