
Canadá ha anunciado la implementación de aranceles del 25% sobre los automóviles fabricados en Estados Unidos, como medida de represalia a los impuestos impuestos por la administración de Donald Trump sobre los vehículos extranjeros. Esta decisión se toma luego de que los aranceles automotrices de EE.UU. entraran en vigor, afectando a los vehículos con contenido no estadounidense.
Los nuevos aranceles canadienses se aplicarán a los vehículos que no cumplan con el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) y a aquellos que contengan un “contenido no canadiense”. Sin embargo, se excluyen las autopartes. Canadá, que el año pasado exportó 1.1 millones de vehículos a EE.UU., busca equilibrar la balanza comercial y proteger su sector automotriz, que está estrechamente vinculado al estadounidense.
Aunque Canadá no fue afectado por los aranceles recíprocos anunciados por Trump, los nuevos aranceles sobre los autos de producción extranjera importados a EE.UU. sí tienen impacto. Empresas como Stellantis, propietaria de marcas como Jeep y Chrysler, ya han comenzado a ajustar sus operaciones, como el cierre temporal de su planta en Windsor, Ontario.
Estos aranceles se suman a los impuestos estadounidenses ya existentes sobre productos que no cumplen con las normas del T-MEC, así como sobre acero y aluminio. Además, Trump ha amenazado con imponer más aranceles en sectores como medicamentos, semiconductores, cobre y madera.
La medida subraya la creciente tensión comercial entre ambos países, y su impacto podría tener repercusiones significativas en la industria automotriz y en la economía canadiense en general.