La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha generado una mezcla de expectativas y precauciones en México. Mientras que algunos analistas perciben nuevas oportunidades para el comercio bilateral, particularmente en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la política estadounidense bajo el regreso del republicano podría traer fricciones significativas, sobre todo en temas migratorios y de seguridad.
Apenas se conoció el resultado electoral, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó confianza en la relación bilateral, subrayando la importancia de un diálogo respetuoso que beneficie a ambas naciones. Sin embargo, el regreso de Trump plantea un desafío en lo político, especialmente por sus posiciones hacia la migración y el narcotráfico, dos temas que dominaron su primer mandato y que podrían volver a ser fuente de tensión.
Por otro lado, los empresarios mexicanos se muestran optimistas ante la posibilidad de un crecimiento en las exportaciones y la relocalización de empresas, impulsadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Gabriela Siller, economista de Banco Base, destacó que México podría beneficiarse de este fenómeno, aunque advirtió que el país debe resolver ciertos problemas internos, como la infraestructura y la estabilidad política, para aprovechar mejor las oportunidades.
A pesar de las tensiones políticas, expertos como Julio Carranza, presidente de la Asociación de Bancos de México, aseguran que el T-MEC sigue siendo un marco robusto que garantizará la continuidad de la relación comercial. En el ámbito financiero, la reacción de los mercados ha sido más moderada que en 2016, lo que sugiere que la economía mexicana ya se ha adaptado a las políticas del nuevo presidente de Estados Unidos.