El desierto del Sahara, conocido por su aridez extrema, ha sido sorprendentemente inundado tras intensas lluvias que azotaron la región en las últimas semanas. Este fenómeno climático sin precedentes ha transformado temporalmente el paisaje árido, marcando un hito significativo en la historia climática de la zona.
En solo dos días, las precipitaciones superaron el promedio anual de la región. En el pueblo de Tagounite, ubicado a 450 kilómetros al sur de Rabat, se registraron 100 mm de lluvia en 24 horas, lo que permitió que el lago seco Iriqui se llenara por primera vez en medio siglo. Expertos de la agencia meteorológica de Marruecos han señalado que no se habían visto lluvias tan intensas en décadas.
Este evento se enmarca dentro de un patrón global de cambios climáticos, donde fenómenos como sequías y huracanes extremos se han vuelto cada vez más comunes. Celeste Saulo, secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, ha destacado que el calentamiento global está acelerando el ciclo hidrológico, generando un clima más impredecible y presentando desafíos significativos en la gestión del agua.
La inundación en el Sahara no solo representa un evento climático extraordinario, sino que también brinda una oportunidad única para investigar cómo estos cambios afectan a un entorno tan extremo, subrayando la necesidad de un monitoreo continuo y una comprensión profunda de las dinámicas climáticas en un contexto de cambio global.