El grupo de trabajadores humanitarios regresaba de un día en el que coordinó la más reciente entrega de provisiones a Gaza, por medio de un nuevo corredor marítimo abierto para ayudar a combatir la hambruna que se cierne sobre la franja de 42 kilómetros. La ayuda, coordinada con Israel y Chipre, fue entregada por World Central Kitchen (WCK), organización filantrópica que alimenta a personas en las zonas de combate y de desastre en el mundo.
En la base de esos trabajadores en Deir al-Balah, en Gaza central, uno de ellos relató a The Independent que estaba esperando a que volvieran sus compañeros cuando, apenas pasadas las 10 de la noche, hora local, Israel atacó el convoy de tres vehículos y dio muerte a los siete trabajadores que venían, entre ellos tres ciudadanos británicos. Esto, pese a que atravesaban una zona fuera del conflicto, en vehículos que llevaban el logo de WCK, y que coordinaban sus movimientos con los israelíes.
“No es sólo un ataque contra WCK”, declaró la presidenta de la organización, Erin Gore, cuando el mundo se enteró de la noticia. “Es un ataque a las organizaciones humanitarias que aparecen en las situaciones más extremas, cuando el hambre se usa como arma de guerra”.
Sin embargo, esta serie de ataques no fue la primera contra un convoy de ayuda en Gaza, ni la primera vez que se ha asesinado a trabajadores humanitarios.