Un nuevo anticuerpo desarrollado en laboratorio logra bloquear todas las variantes del SARS-CoV-2, incluidas las subvariantes de ómicron que circulan actualmente, lo que abre las puertas a poder iniciar próximamente un ensayo clínico para probarlo en humanos.
El estudio lo llevaron a cabo el Instituto de investigación del Hospital del Mar, el IrsiCaixa -centro impulsado conjuntamente por la Fundación “la Caixa” y el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña (nordeste)-, el Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC) y la Unidad de Tecnologías de Proteínas del Centro de Regulación Genómica (CRG).
El trabajo, en el cual también participó un equipo científico del CIBER de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC), lo publicó la revista Nature Communications.
Se trata de un anticuerpo monoclonal, una proteína del sistema inmunitario desarrollada en el laboratorio, bautizado como 17T2.
El aislamiento del nuevo anticuerpo fue posible gracias a las muestras de sangre de un paciente infectado por el SARS-CoV-2 en marzo de 2020, durante la primera ola de la pandemia.
A partir de estas muestras, se seleccionaron algunos linfocitos B, las células de la sangre encargadas de producir los anticuerpos.
En concreto, se escogieron aquellos que generaban anticuerpos específicos contra la proteína de la espícula, que es la que permite al virus SARS-CoV-2 infectar las células humanas, multiplicarse y desencadenar la enfermedad, el COVID.
Mediante técnicas de ingeniería genética, el personal investigador reprodujo estos anticuerpos en el laboratorio, en fase preclínica de la investigación.
Los científicos evaluaron in vitro su actividad neutralizante, es decir, su capacidad de unirse al virus y bloquearlo, ante las diferentes variantes del SARS-CoV-2 existentes hasta el momento.