Estados Unidos lanzó anoche una ola de ataques contra posiciones de élite iraníes y grupos proiraníes en Siria e Irak, como parte de sus represalias por la muerte de tres soldados estadunidenses en una base en Jordania, durante un atentado perpetrado hace una semana por Kataib Hezbolá, un grupo perteneciente a la Resistencia Islámica, apoyado por Irán.
La ofensiva del Pentágono, con aviones tripulados y no tripulados, alcanzó más de 85 objetivos en ambos países de Medio Oriente, incluidos cuarteles generales de mando y control, centros de inteligencia, cohetes y misiles, sitios de almacenamiento de municiones y drones, así como otras instalaciones pertenecientes a milicias que facilitaron ataques contra posiciones estadunidenses y de la coalición, afirmó el Comando Central de Estados Unidos para Medio Oriente (Centcom, por su abreviatura en inglés).
La dependencia afirmó que en los ataques utilizaron más de 125 municiones de precisión, las cuales fueron lanzadas por numerosos aviones, incluidos bombarderos de largo alcance procedentes de Estados Unidos. Un funcionario, que habló bajo condición de anonimato para discutir los detalles de la operación, dijo que se utilizaron cazas tipo B-1.
Esta tarde, bajo mi dirección, las fuerzas militares de Estados Unidos atacaron objetivos en instalaciones en Irak y Siria, que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán y las milicias afiliadas utilizan para atacar a las fuerzas estadunidenses, señaló el presidente Joe Biden. Nuestra respuesta comenzó hoy. Continuará en el momento y en los lugares que elijamos, advirtió el mandatario.