La iglesia católica “no aboga por las fronteras abiertas, sino por leyes que respeten los derechos humanos básicos” de las personas que ante circunstancias económicas y políticas difíciles deben abandonar sus países de origen, establecen los 13 obispos de la frontera de Texas y México.
En un documento, precisan que los gobiernos deben crear leyes que incluyan tanto una frontera segura como una política de inmigración humana. “No fomentamos la migración ilegal o indocumentada, sino que abogamos por vías legales para la migración”.
Los jerarcas Gustavo García-Sille, arzobispo de San Antonio, Mark Seitz, obispo de El Paso, Daniel Flores, obispo de Browsville, José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, y titular de la Comisión Episcopal de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y Eugenio Lira Rugarcía, obispo de Matamoros, entre otros, exponen que solicitan a los gobiernos de México y Estados Unidos “abrir corredores humanitarios seguros y legales” para las personas en movilidad.
Asimismo exhortan a las administraciones federales a que garanticen para las personas migrantes que transitan por ambos países servicios básicos, seguridad personal, una adecuada asistencia consular, acceso equitativo a la justicia y la libertad religiosa y velar por el derecho de tener siempre consigo los documentos personales de identidad.