Justo al comenzar el invierno en nuestro país, miles de migrantes de Centro y Sudamérica se encuentran atrapados en distintos puntos desde el Bajío y rumbo al norte, pasando por Zacatecas, Durango y Coahuila, a un costado de las vías férreas, luego de ser bajados sistemáticamente de los trenes de la empresa Ferromex, filial de Grupo México, compañía del magnate Germán Larrea Mota Velazco, durante los últimos días.
Antes, para eludir la violencia e inseguridad, los indocumentados y sus familias debían cuidarse de los integrantes de los grupos de la delincuencia organizada. Ahora la diáspora latinoamericana señala principalmente a policías estatales, así como a los integrantes del Instituto Nacional de Migración y a la Guardia Nacional, de ser los principales responsables de golpearlos, robarles y en algunos casos de extorsionarlos. Para muchos sudamericanos, México ha sido más peligroso y difícil de cruzar, que haber atravesado por la pantanosa selva del Darién, entre Colombia y Panamá.
Padeciendo temperaturas congelantes por la noche y durante la madrugada, hambre y sed, sólo en el cruce ferroviario de la colonia San Fernando, de la capital de Zacatecas, más de trescientos migrantes procedentes de Venezuela, Honduras, República Dominicana y Ecuador, se encuentran varados. Hay familias completas, y otras que han sido divididas por la violencia que han sufrido en su viaje, que, en el caso de los venezolanos, supera un mes de travesía.
En Tapachula Chiapas tomaron autobuses o trenes. En puntos intermedios del país, al acercarse a la Ciudad de México, fueron detenidos y regresados por las autoridades a la frontera sur. En algunos casos hasta en tres o cuatro ocasiones. Otros grupos de migrantes, se encuentran dispersos ésta víspera de navidad, en la región del altiplano mexicano, de acuerdo reportes extraoficiales de autoridades estatales e información de la propia red de migrantes que ha emergido, como ejercicio de comunicación para protegerse entre los indocumentados, vía sus propios teléfonos celulares.