El presidente electo de Argentina, Javier Milei, protagonizó este lunes una breve visita a la tumba del rabino Schneerson en el cementerio judío de Montefiore, al este de Nueva York, durante la que se negó a realizar ningún tipo de declaraciones.
La visita, que su entorno había calificado de “estrictamente privada”, atrajo sin embargo a una veintena de seguidores suyos, aparentemente judíos argentinos, que esta fría mañana lo esperaron ante la puerta del Ohel, el mausoleo donde están enterrados Yosef Schneerson y su yerno Menachem Schneerson.
Milei llegó en un automóvil negro, escoltado por otros vehículos del servicio secreto estadunidense, portando un libro lleno de anotaciones en la mano y con una kipá negra en la cabeza.
Sus seguidores le preguntaron cómo se sentía pero él se limitó a saludarles con la mano, sin responderles, como tampoco respondió a los pocos periodistas que fueron a cubrir el acto.
El presidente electo de Argentina, Javier Milei, protagonizó este lunes una breve visita a la tumba del rabino Schneerson en el cementerio judío de Montefiore, al este de Nueva York, durante la que se negó a realizar ningún tipo de declaraciones.
La visita, que su entorno había calificado de “estrictamente privada”, atrajo sin embargo a una veintena de seguidores suyos, aparentemente judíos argentinos, que esta fría mañana lo esperaron ante la puerta del Ohel, el mausoleo donde están enterrados Yosef Schneerson y su yerno Menachem Schneerson.
Adiós al Banco Central, dolarización y ola de privatizaciones: propuestas radicales de Milei
Milei llegó en un automóvil negro, escoltado por otros vehículos del servicio secreto estadunidense, portando un libro lleno de anotaciones en la mano y con una kipá negra en la cabeza.
Sus seguidores le preguntaron cómo se sentía pero él se limitó a saludarles con la mano, sin responderles, como tampoco respondió a los pocos periodistas que fueron a cubrir el acto.
