El mundo ve con impotencia el contraste de la búsqueda de desaparecidos en el mar. Mientras se movilizan millones de dólares en recursos para encontrar a los magnates del submarino del Titanic, se hacen pocos esfuerzos para la búsqueda de desaparecidos de la terrible tragedia en el Mar Jónico, la peor en la historia de este tipo de sucesos en el Mediterráneo.
El pasado miércoles, una pequeña embarcación atestada con unas 700 personas a bordo, que había partido desde Egipto e hizo una escala en el este de Libia, donde embarcaron los migrantes, y después siguió rumbo a Italia, naufragó cerca de Grecia.
La cifra de fallecidos ya se acerca a las 100 personas, mientras que existe aún un número indeterminado de desaparecidos, entre adultos, mujeres y niños.
Miles de personas han mostrado su descontento con las labores de búsqueda lentas, pero también contra las políticas migratorias de la Unión Europea (UE) y de Grecia que, según denuncian, han convertido al bloque en una «fortaleza» y al Mediterráneo en un «mar de muertos» por los muchos naufragios de este tipo en el último tiempo.
Es por eso que el mundo se pregunta cuál vida es más importante, si las de cientos de migrantes que escapan de condiciones inhumanas para tener una mejor vida, o la de cinco millonarios que querían ver un buque hundido. El mundo clama por igualdad en la búsqueda, no una por sobre otra.