Ante las innumerables fallas que ha tenido la aplicación digital “CBP One“, habilitada por Estados Unidos para que los migrantes gestionen su cita para asilo, los migrantes han caído en la desesperación y algunos suelen saltar al río Bravo para urgir una solución.
Apoyados de inflables, sogas y botellas de plástico, niños y adultos atraviesan el caudal que, tras lluvias crecientes, acarrea una corriente peligrosa. “Tenemos más de un año de estar aquí esperando y nada. La única opción que tenemos en este momento es cruzarnos”, declaró el hondureño Maynor David a un medio nacional.