Conoce con nosotros algunos datos interesantes sobre este taxón de mamíferos, pues sin duda engloba a algunas de las especies más fascinantes que puedas imaginar.
1. Los armadillos no son solo una especie
Antes de explorar el estilo de vida de los armadillos y describirlos, vemos de interés contextualizarlos desde un punto de vista filogenético. En primer lugar, es necesario destacar que los armadillos modernos pertenecen a la familia Dasypodidae y se engloban en un único género con 9 especies. El ejemplo más famoso es Dasypus novemcinctus.
La cosa se complica un poco a partir de aquí, pues la familia Chlamyphoridae también engloba a muchas especies conocidas como “armadillos”. Además, la diversidad de este taxón es bastante más amplia, ya que se escinde en 3 subfamilia diferentes y 8 géneros, con un total de 14 especies. Algunos de sus representantes son muy raros físicamente y no casan con el concepto estereotípico del armadillo.
Los ejemplares de ambas familias son parientes a nivel genético. En total, existen unas 21 especies de armadillos en el mundo.
2. Un plano corporal muy diverso
Los armadillos del género Dasypus son fáciles de describir, pues todos ellos tienen una serie de características comunes muy llamativas y exclusivas de su orden. En primer lugar, cabe destacar que presentan una armadura que recubre sus laterales, espalda, cola y parte de arriba de la cabeza, lo que les otorga la apariencia de portar un “caparazón“.
De todas formas, la diversidad se hace vigente cuando hablamos de medidas. La especie Priodontes maximus o armadillo gigante alcanza 50 kilos y 100 centímetros de longitud, mientras que su pequeño pariente Chlamyphorus truncatus casi nunca pesa menos de 90 gramos y mide 15 centímetros como mucho. La disposición de las placas del caparazón también varía entre especies.
3. La coraza importa
La disposición de la coraza es muy importante a la hora de diferenciar entre especies de armadillos. Por ejemplo, los del género Dasypus se caracterizan por poseer de 6 a 9 bandas móviles compuestas de piel queratinizada, que forman los escudos dérmicos encargados de proteger todo su cuerpo.
Especies más alejadas del armadillo típico como Calyptophractus retusus rompen estereotipos, pues su capa protectora solo se encuentra en la zona dorsal y deja expuestos los flancos y vientre, con un color rosado similar al de una rata topo. Además, las placas se encuentran fusionadas en la pelvis y columna, lo que les otorga una apariencia mucho más frágil y flexible.
Las curiosidades de las corazas de los armadillos son tantas que darían para un espacio propio.
4. Una adaptación a medios inclementes
Hablando de corazas (y sin importar cómo las presenten), es necesario destacar que este rasgo es compartido por todos los armadillos en mayor o menor medida. Se postula que sirve como método para evitar los ataques de los depredadores, pues estos mamíferos carecen de otras herramientas (velocidad extrema o colmillos) para hacer frente a sus ataques.
De todas formas, las armaduras también podrían tratarse de un mecanismo evolutivo para proteger a estos mamíferos de su propio estilo de vida. Al ser animales fosores que pasan el día curioseando en los suelos, la coraza de los armadillos los aísla del suelo abrasivo en momentos de calor extremo y evita que ciertos insectos los piquen o parasiten.
5. Pocas especies, pero distribuidas en muchos ecosistemas
Aunque sea muy difícil para la mayoría de la población ver a un armadillo en su ecosistema natural, estos mamíferos se han adaptado a varios tipos de ambientes diferentes. Se pueden encontrar en desiertos, montañas, humedales y zonas arenosas costeras. La única especie que se localiza en estado salvaje en Estados Unidos es Dasypus novemcinctus.
El linaje basal de estos mamífero se originó en Sudamérica, y debido al aislamiento de este continente, los armadillos permanecieron incomunicados con el resto del planeta hasta el Cenozoico. Por esta razón, todas las especies descritas a día de hoy se encuentran en el continente americano. Paraguay es el país que más alberga, pues cuenta con 11 de ellas.
6. Los armadillos están adaptados a los suelos
Una de las curiosidades del armadillo es que la mayoría de las especies dentro de su grupo son fosoras. Como se puede intuir por la fisiología de sus extremidades anteriores, estos mamíferos necesitan excavar en la tierra para buscar comida, fabricar lugares de descanso y refugiarse. Por ello, cuentan con unas uñas muy poderosas y gruesas.
A pesar de su relación con el medio terrestre, la mayoría de armadillos son buenos nadadores. Incluso, algunas especies son capaces de caminar en el fondo del agua por periodos cortos de tiempo.
Los armadillos no son buenos escaladores, ya que el peso de su coraza no les permite saltar o realizar movimientos acrobáticos. Su armadura constituye hasta el 15 % de su peso total.
7. Curiosidades del armadillo: una dieta limitada
Los armadillos tienen un sentido de la vista muy pobre, por lo que deben guiarse por su olfato a la hora de buscar fuentes de alimento. El grueso de su dieta consiste en larvas de invertebrados, insectos adultos, termitas e himenópteros no alados, como las hormigas.
Resulta muy interesante conocer que algunas de estas especies están especializadas en cazar solo hormigas, pues esta estrategia dietética limita mucho la capacidad de supervivencia. Para llegar hasta ellas, utilizan sus garras y excavan un corredor del diámetro de su cuerpo. Así, pueden meter el hocico y alimentarse sin problemas de obreras, reinas y larvas del hormiguero.
8. Los armadillos tienen una temperatura corporal baja
La temperatura corporal promedio de un ser humano es de 37 °C. Por extraño que parezca, los armadillos tienen una muchísimo menor, de unos 33 a 36 °C. Esto ejemplifica que también poseen unas tasas metabólicas muy bajas, del 40 al 60 % de lo esperado para un mamífero de su talla y complejidad.
Esta baja tasa metabólica es especialmente marcada en las especies que se alimentan solo de termitas. De todas formas, su “modo lento” de vivir también tiene beneficios, ya que para el poco tamaño que tienen se consideran bastante longevos (algunos armadillos viven más de 15 años).
9. Curiosidades del armadillo: una reproducción insusitada
Sin duda, una de las curiosidades más llamativas del armadillo se encuentra en su reproducción. La mayoría de especies del género Dasypus dan a luz a 4 gemelos monocigóticos en cada evento reproductivo, es decir, que son exactamente iguales. Solo se fecunda y se implanta un óvulo, pero este se escinde en 4 segmentos idénticos para dar lugar a más de un individuo.
Se postula que esto simplemente responde a una falta de espacio en el aparato reproductivo femenino. Como solo “hay sitio” en el útero para la implantación de un óvulo, su organismo recurre a un método atípico para dar lugar a más descendencia con menos esfuerzo. La gestación dura de 60 a 120 días, pero depende mucho de la especie.
10. Modelos en estudios humanos
Los armadillos son esenciales para comprender las dinámicas de ciertas enfermedades, como por ejemplo la lepra. Son de los pocos animales que pueden contraer esta patología de forma sistemática, pero la temperatura corporal baja del armadillo hace de su cuerpo el lugar ideal para la proliferación de Mycobacterium leprae. Por ello, se consideran reservorios del patógeno.
Su forma atípica de reproducción también es de gran interés para la comunidad científica, pues pocos ejemplos existen de seres vivos que dan a luz a gemelos en todos los casos. Sin duda, las curiosidades del armadillo no solo son interesantes a nivel divulgativo, sino que pueden abrir puertas y otorgar soluciones a problemas científicos difíciles de resolver.